Actividades humanas, principal motor del cambio climático

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De acuerdo con el documento de las Naciones Unidas, “Acción por el clima”, el cambio climático “se refiere a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Estos cambios pueden ser naturales, debido a variaciones en la actividad solar o por erupciones volcánicas grandes. Pero desde el siglo XIX las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles tales como el carbón, el petróleo y el gas. Es importante tener presente que la tierra desde su origen ha sido sometida a cambios extremos en su temperatura y obviamente a sus patrones climáticos” (ONU, 2023).

Estas situaciones extremas generadas por la interacción del planeta tierra con el universo, su rotación y traslación, la inclinación de su eje, la generación de CO2 por efecto de la intensa actividad en su núcleo, son variables, entre muchas otras, que han permitido a lo largo de la existencia de la tierra su evolución y el incremento, por ejemplo, de gases de efecto invernadero. En los 4.570 millones de años de la historia de la tierra, el calentamiento progresivo de su superficie permitió el desarrollo de la flora y la fauna y la vida animal. Desde su formación, la corteza terrestre ha cambiado constantemente, al igual que la vida desde que apareció. Las especies continúan evolucionando, adoptando nuevas formas, dividiéndose en especies hijas o extinguiéndose frente a ambientes en constante cambio. Posteriormente, este desarrollo causó el efecto inverso, produciendo el enfriamiento de la superficie de la tierra y con esta última situación, un ciclo repetitivo de temperaturas extremas, máximas y mínimas. En general, ha sido un proceso repetitivo.

En los dos últimos siglos, tal como lo menciona el documento de las Naciones Unidas, “la quema de combustibles fósiles genera emisiones de gases de efecto invernadero que actúan como una manta que cubre a la tierra, atrapando el calor del sol y elevando las temperaturas. Las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático son el dióxido de carbono y el metano. Estos proceden del uso de la gasolina para mover un coche o de la quema de carbón para calentar un edificio, por ejemplo. El desmonte de tierras y bosques también puede liberar dióxido de carbono. La agricultura y las actividades relacionadas con el petróleo y el gas son fuentes importantes de emisiones de metano. La energía, la industria, el transporte, los edificios, la agricultura y el uso del suelo se encuentran dentro de los principales emisores. Las personas somos responsables del calentamiento global de los últimos 200 años. Las actividades humanas generan gases de efecto invernadero que elevan la temperatura del planeta al ritmo más rápido de los últimos 2000 años. La temperatura media de la tierra es ahora 1,1 °C más elevada que a finales del siglo XIX, antes de la revolución industrial, y más elevada en términos absolutos en los últimos 100.000 años. La última década (2011-2019) fue la más cálida registrada, en esa línea, cada una de las cuatro décadas últimas ha sido más caliente que cualquiera otra década desde 1850” (ONU, 2023).

“Mucha gente piensa que el cambio climático significa principalmente temperaturas más cálidas. Pero el aumento de la temperatura es sólo el principio de la historia. Como la Tierra es un sistema, en el que todo está conectado, los cambios de una zona pueden influir en los cambios de todas las demás. Las consecuencias del cambio climático incluyen ahora, entre otras, sequías intensas, escasez de agua, incendios graves, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los polos, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad. El cambio climático puede afectar a nuestra salud, a la capacidad de cultivar alimentos, a la vivienda, a la seguridad y al trabajo. Algunos de nosotros ya somos más vulnerables a los impactos climáticos, como las personas que viven en pequeñas naciones insulares y otros países en desarrollo. Condiciones como el aumento del nivel del mar y la intrusión de agua salada han avanzado hasta el punto de que comunidades enteras han tenido que reubicarse, y las prolongadas sequías están creando un riesgo de hambruna. Se prevé que en el futuro aumente el número de «refugiados climáticos” (ONU, 2023).

Según los últimos informes de la ONU, miles de científicos y revisores gubernamentales coincidieron en que “limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1,5 °C nos ayudaría a evitar los peores impactos climáticos y a mantener un clima habitable. Sin embargo, las políticas actuales apuntan a un aumento de la temperatura de 2,8 °C para finales de siglo (ONU, 2023)”.

“Las emisiones que provocan el cambio climático proceden de todas las partes del mundo y afectan a todos, pero algunos países generan mucho más que otros. Los siete mayores emisores (China, Estados Unidos, India, la Unión Europea, Indonesia, Rusia y Brasil) fueron los causantes de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial en 2020. Todo el mundo debe tomar medidas en lo que respecta al clima, pero las personas y los países que crean más problemas tienen una mayor responsabilidad para actuar primero” (ONU, 2023).

De acuerdo con este preámbulo, de continuar con estas intensas modificaciones de las variables climáticas, la tierra se verá sometida a cambios extremos que hoy podemos advertir. Estos procesos se evidencian, por ejemplo, con los fenómenos del Niño y de la Niña en el océano Pacífico, que han traído como consecuencia prolongados periodos húmedos y secos, afectando de manera directa la producción agrícola y el abastecimiento, pero principalmente el desarrollo de la vida.

Se advierte que la revolución industrial nos ha llevado a esta condición crítica, creando un desbalance entre el consumo de los recursos naturales y el desarrollo sostenible de la humanidad. Con estas acotaciones surgen muchas preguntas. El avance tecnológico no necesariamente ha significado mejoras en la calidad de vida. Todo lo contrario, quizás un deterioro acelerado del medioambiente en el que se desarrolla la vida.

Seguramente el comportamiento de unos pocos ha llevado a esta situación extrema que parece incontrolable, todo por intereses particulares de crear una sociedad de consumo que se preocupa por el beneficio individual y no por la satisfacción de las necesidades de todos.

En esencia, las políticas de los estados se centran en el incremento de la producción (agrícola, energética, tecnológica, etc.) con el propósito de proveer a la humanidad de los recursos necesarios para vivir adecuadamente y reducir la desigualdad, la pobreza y el hambre. Infortunadamente, derivado de estas políticas se genera una concentración exagerada de la riqueza y los beneficios no se trasladan a quienes corresponden, a toda la población; se genera más desigualdad, pobreza y más deterioro de las condiciones ambientales.

Hoy se habla de inteligencia artificial, ciencia de datos, turismo espacial, energías renovables, avances tecnológicos sin límite y, sin embargo, poca importancia se le da a las situaciones extremas que afrontan millones de seres humanos, a los efectos ocasionados sobre el planeta por estos desarrollos y a la sostenibilidad de los seres vivos.

El problema del calentamiento global lo podemos plantear de la siguiente manera: ¿será que hacemos todo lo que necesitamos?, ¿será que necesitamos todo lo que hacemos? En el primer caso, seguramente la respuesta es negativa; de ser así, se tendría un mundo más igualitario y no comprometeríamos el medioambiente. En el segundo caso, la respuesta también es negativa, ya que nos hemos ido creando necesidades superfluas que no mejoran nuestra calidad de vida y sí comprometen el medioambiente.

Puede advertirse que los avances tecnológicos están obligando al ser humano a ir más rápido de lo que seguramente podría. Me pregunto qué es mejor: ¿tener un computador como máquina de escribir, o una sencilla máquina mecánica de escribir? ¿Dónde está la diferencia? En que puede almacenar datos o en el impacto ambiental que cada aparado produce en el medio. ¿Por qué no se controla efectivamente la producción de bienes y servicios? ¿Cuántos aparatos no deberían existir en el mercado del consumismo?

No podemos desconocer que la investigación, los avances en el conocimiento, la modelación numérica, la tecnología han traído grandes avances en el beneficio de la humanidad, pero también este desarrollo nos ha llevado al uso desmedido de medios y aparatos que poca utilidad real tienen. Todos estos desarrollos han venido afectando al medioambiente. Quizás el impacto más fuerte, aparte del incremento de la temperatura y de la variación del clima, tiene que ver con el elemento más importante de la naturaleza: el agua.

No se puede concebir la vida, el desarrollo del ser humano sin el agua, es un elemento esencial. Hoy en día, el cambio climático nos presenta condiciones extremas en la disponibilidad de este recurso. La disponibilidad de agua se ha convertido en el principal problema de la humanidad. Como consecuencia de la variación del clima, cada vez son más prolongados los periodos secos y los periodos húmedos, con los consecuentes efectos sobre el ser humano. ¿Cómo regular el ciclo hidrológico para mantener periodos secos y húmedos que permitan la disponibilidad adecuada del recurso hídrico y que los sistemas bióticos, abióticos y antrópicos mantengan un cierto equilibrio? La respuesta, aparentemente, es muy sencilla: evitar la producción indiscriminada de CO2. ¿Cómo hacerlo? Que unos pocos cedan a intereses personales y no oculten la realidad promoviendo causas humanitarias.

Referencia

Organización de las Naciones Unidas (ONU). (2023). ¿Qué es el cambio climático?

https://www.un.org/es/climatechange/what-is-climate-change

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