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“Uno como colombiano debe potenciar esas riquezas culturales que nos caracterizan como país”: David Ochoa

Con su música carranguera, dos estudiantes de últimos semestres de la Escuela hacen vibrar los escenarios dondequiera que vayan. Por medio de líricas festivas e inigualable jovialidad, hacen levantar de su asiento a jóvenes y adultos por igual. Esta es su historia.

Por: Sebastián Martínez Díaz

Si usted ha tenido la oportunidad de estar en alguno de los eventos más importantes que se han realizado últimamente en la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito (el Ecifest 2024 o la Jornada de Reflexión, por ejemplo), es posible que su oído haya tenido la oportunidad de escuchar carranga: ese género musical, tan propio del altiplano cundiboyacense, que gracias a maestros como Jorge Velosa nos recuerdan canciones alegres y parranderas.

Pues bueno, si no ha tenido el placer de escuchar esta clase de música mientras trabaja en su oficina, estudia para parciales o simplemente deambula por las instalaciones de la universidad, es posible que haya oído hablar acerca de una agrupación carranguera conformada por estudiantes de la universidad. Así es: personas como usted, que también circulan por los pasillos de la Escuela, han dedicado mucho de su tiempo y esfuerzo a ahondar en aquel género musical que no solo recuerda la comodidad de una cálida ruana en una tarde lluviosa, sino que también nos acerca a nuestras raíces y hace vibrar el espíritu —y también las piernas, por las ganas de bailar que da—.

Siendo así, no demos más espera. Lo invitamos a conocer acerca de David Ochoa y Duván Martínez, dos estudiantes de nuestra universidad que forman parte de una agrupación musical, la cual —como se dice coloquialmente— la “está rompiendo” con su música. Se podría decir que este par de amigos se han convertido en una especie de celebridades de este microcosmos que es la Escuela Colombiana de Ingeniería.

Quiénes son y sus inicios

En total, la agrupación carranguera está compuesta por tres miembros principales. El primero es Jaider Daniel Martínez Cifuentes, estudiante de octavo semestre de Licenciatura en Educación Física en la Corporación Universitaria Minuto de Dios (UNIMINUTO). El segundo es Duván Steven Martínez Cifuentes, hermano de Jaider. Y, en tercer lugar, David Steven Ochoa Vélez. Estos dos últimos estudian aquí, en la Escuela. Mientras Duván se encuentra cursando su décimo semestre de Ingeniería Civil, David está en octavo semestre de Economía.

En términos musicales, el instrumento que interpreta Duván es el tiple requinto colombiano, el cual empezó a tocar hace aproximadamente siete años. David, por su parte, se especializa en tocar guitarra, aunque también se desenvuelve muy bien con el tiple requinto y en los coros. Y Jaider, por su parte, desempeña el papel de voz principal de la agrupación, además de ser tiplista y bajista, según lo amerite la situación.

Sin embargo, cabe resaltar que en algunas ocasiones la banda cuenta con el apoyo de otros músicos: entre ellos, Juan Camilo Jiménez Enciso, quien cursa cuarto semestre de Diseño Gráfico en la Universidad San Mateo y funge como tiplista o guitarrista; también Valentina Peña Rodríguez, quien cursa décimo semestre de Música en la Universidad Sergio Arboleda y el instrumento que interpreta es la guacharaca de palo.

Hablemos desde la génesis del grupo musical: David y Duván se conocieron en una clase de inglés, aquí en la Escuela. Empezaron en conversar por medio de chat acerca de su gusto compartido por la música y formaron una amistad. Luego, David tuvo la oportunidad de conocer a Jaider, y surgió la idea de coordinarse para formar una agrupación y traer la carranga a la universidad. Duván resume esta comunión entre los miembros de la agrupación así: "Cabe aclarar que todos ya teníamos la experiencia musical desde hace un buen tiempo, entonces el ensayo y acople que hubo entre los miembros fue bastante rápido por la misma experiencia adquirida. La idea fue muy simple: nos dimos cuenta de que nos gustaba la música carranguera y nos pusimos de acuerdo para interpretarla. Lo hicimos también con el fin de participar como agrupación en diversos concursos que hay en el altiplano cundiboyacense”.

En primera instancia, David tuvo la oportunidad de presentarse individualmente por primera vez en la Escuela durante el Ecifest 2023; no obstante, tiempo después —con Duván y Jaider— acordaron presentarse en conjunto en la próxima edición de esa celebración. Y fue allí, en la edición 2024, donde la Escuela escuchó por primera vez esos instrumentos y notas musicales que resonaron especialmente entre todos los asistentes.

Balance estudio-música y el poder de la carranga

Al conversar con los miembros de la agrupación carranguera, es claro su profundo interés y pasión por la música, así como el compromiso y empeño que dedican a sus actividades académicas. Tal como plantea Duván, “siempre ha sido un trabajo de dedicación y amor el poder balancear los estudios con la música, ya que cuando hay ese amor de por medio, uno organiza el tiempo para poder ensayar tanto individual como grupalmente”. David afirma algo muy similar: aunque su prioridad ha sido el estudio, ha logrado distribuir sus tiempos para adelantar asuntos académicos y practicar con sus instrumentos según lo requiera la temporada. “Usualmente en las mañanas me enfoco en estudiar, y en las tardes y noches, fines de semana y tiempos de ocio practico con los instrumentos”, dice.

Por otra parte, ambos amigos destacan el poder e impacto que tiene la carranga, especialmente en espacios tan académicos como lo es la universidad. Para David, por ejemplo, esto implica innovar “y salir de la monotonía de los eventos culturales o musicales comunes”.

Después de todo, tal como recuerdan los miembros de la banda, la carranga es un género musical que abarca y evoca muchos sentimientos y conceptos: la alegría, el despecho, el amor, la naturaleza, e incluso reflexiones sociales. Y al ser un ritmo tan autóctono del altiplano cundiboyacense, su relevancia e importancia es indiscutible.

Duván, por ejemplo, recuerda que la carranga es un estilo musical muy cercano a sus orígenes. “Como todos los cuatro (miembros de la agrupación) somos hijos de familias boyacenses, siento que por eso nos gustó mucho la idea de interpretar este género que es tan conocido en ese departamento. Es una música muy linda que en la gran mayoría de sus obras relata historias del campo y para el campo; se relatan costumbres e incluso desamores. La música carranguera es un género muy abierto, porque todo lo que se interpreta con sus cuatro instrumentos principales suena bien: norteña, vallenato, incluso salsa. Y todo esto se puede, ya que ese es un objetivo de la música carranguera: básicamente parrandear, o hacer llegar a las personas todo tipo de buen ambiente”.

David refuerza lo anterior, recordando que este estilo musical impulsa el folclor en un país como Colombia, que es tan rico en términos culturales. “Uno como colombiano debe potenciar esas riquezas culturales que nos caracterizan”, enfatizó. “Y la carranga, más que ser un género musical, es una forma de ser e interpretar la vida. Es un estilo de vida. Influye mucho en la manera en que uno piensa y se expresa”.

Además, ambos intérpretes afirman que la carranga está tomando fuerza en la población joven. Esto, en últimas, mantiene viva la tradición e identidad musical de esta área del país; tan central geográficamente y muchas veces fría, pero llena de pasión y tradiciones inigualables.

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Estando próximos a terminar este relato, resulta valioso volver a aquella tarde en que esta agrupación se presentó por primera vez en la Escuela, durante el Ecifest 2024. Tal como cuenta David, “teníamos mucha expectativa, a pesar de que solo teníamos espacio para tocar una canción, que no suele durar más de tres o cuatro minutos. Además, el clima estaba opaco, por lo que la audiencia estaba un poco aburrida y el espacio, un poco vacío”. Sin embargo, cuando interpretaron la primera canción (que decidieron tocar a manera de mosaico musical, aprovechando al máximo el espacio de presentación que les habían brindado), todo reavivó. Empezó a llegar más y más gente: entonces, la audiencia se animó, y el espacio se llenó. En total duraron cuarenta minutos en tarima, dándoles a aquellos jóvenes una experiencia inesperada pero gratificante.

“Fue chévere y bonito”, recuerda David, “porque desde ahí tuvimos más reconocimiento en la Escuela, y entre los profesores, administrativos y estudiantes. Además, nos abrió más la ventana social en la universidad, así como nuestros horizontes artísticos”.

El resto es historia. Se han presentado varias veces más en la Escuela, así como en otros sitios: en un restaurante de Subachoque, en el Parque de la 93 de Bogotá (por invitación de la Federación Nacional de Departamentos, representando a la Gobernación de Santander) e incluso en uno de los más reconocidos programas de televisión de Colombia. “Nos presentamos en Sábados Felices, en transmisión nacional, el pasado sábado 21 de septiembre”, recordó David. También se han presentado individualmente en otros ámbitos, o formando parte de otras agrupaciones. Por ejemplo, Duván ganó junto a su otra agrupación —llamada “Son de Martínez”— el concurso "Rey del Requinto Nacional Carranguero 2024", el cual siempre fue uno de sus más grandes sueños.

Más aún, en términos del futuro de esta iniciativa carranguera proveniente de la Escuela, Duván comentó sus aspiraciones. “Queremos empezar a componer y grabar nuestras propias canciones, así como hacer lo posible para mostrar nuestro talento al público en general y lo bonito que tiene la música carranguera. También queremos tener bastantes logros en el ámbito de concursos”, manifiesta.

En últimas, tal como dice Duván, todo se decanta en una sola cosa: el amor al arte. Por ello, ambos miembros de la agrupación invitan a las personas a ser perseverantes. “Nunca desistan”, asevera con firmeza David. “Es un camino bonito, pero demanda tiempo y a veces es desgastante. La música brinda muchas cosas; a veces uno lo disfruta y tiene su éxtasis, como también hay momentos difíciles. Por ello, siempre hay que tener un objetivo central y hacerlo con gusto”.

En vista de ello, Duván plantea así el panorama: “Si tienen un gusto por la música y están interesados en aprender sobre ella, háganlo sin miedo (...) La música es para todo el mundo: tanto para el que la escucha, como para el que quiere interpretar un instrumento. Todo se puede hacer siempre y cuando haya amor, constancia y responsabilidad; no es fácil adentrarse en este mundo de la música, pero al hacerlo tendrás más libertad a la hora de expresar muchas cosas que sientes”.