50 años de la Escuela: una historia que nos llena de orgullo
Con una entrañable ceremonia, la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito le dio la bienvenida a 50 años más de compromiso académico con el país.
Con una entrañable ceremonia, la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito le dio la bienvenida a 50 años más de compromiso académico con el país.
El pasado 20 de octubre, durante su discurso ante los cofundadores y comunidad de la Escuela, el rector Alfonso Rodríguez Díaz llevó a los asistentes por un viaje a la historia de la Escuela, el país y el mundo.
“Esta vez, nuestro encuentro es muy especial porque estamos cumpliendo 50 años y por eso quiero compartir con ustedes algo de esa historia”, comenzó diciendo el Rector.
Estas fueron sus palabras:
“Los ingenieros Alejandro Sandino Pardo y Ernesto Obregón Torres tuvieron la idea de crear una escuela de ingeniería, y el 20 de octubre de 1972 se reunieron en Bogotá ellos dos, junto con Luis Guillermo Aycardi Barrero, Jorge Eduardo Estrada Villegas, Manuel García López, Gonzalo Jiménez Escobar, Armando Palomino Infante, Ricardo Quintana Sighinolfi, Ricardo Rincón Hernández y Jairo Uribe Escamilla, para firma el acta de fundación de la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito.
Estos diez prestigiosos y muy jóvenes ingenieros, formados en la Universidad Nacional de Colombia, vinculados a la academia y a destacadas empresas de la época, decidieron un día emprender el proyecto que hoy nos tiene aquí. Todos los fundadores, varios de ellos hasta hace muy poco, han sido profesores de la Escuela.
En este proyecto también se comprometieron los benefactores fundadores Jaime Michelsen Uribe, Bernardo Pizano Brigard, Javier Ramirez Soto, Luis Alberto Serna Cortes, Luis Carlos Sarmiento Angulo, Ignacio Umaña de Brigard, Bernardo Saiz de Castro y los benefactores Gustavo Ángel Villegas y Carlos Alfredo Cure Cure.
Así mismo, ese 20 de octubre de 1972, nombraron presidente del Claustro y del Consejo Directivo al ingeniero Ignacio Umaña de Brigard y se designó como Rector al ingeniero Gonzalo Jiménez Escobar.
Según los estatutos de la Escuela, el Claustro es el máximo órgano de dirección, del cual formaron parte inicialmente los fundadores y los benefactores fundadores. Luego se amplió con los miembros adherentes.
Con el compromiso de todos los fundadores y con una nómina docente de las más altas calidades profesionales y humanas, el 20 de marzo de 1973 se iniciaron las labores académicas con 88 estudiantes matriculados en el programa de Ingeniería Civil.
"Por eso hoy tengo que rendir homenaje a los profesores de los inicios de la Escuela, ilustres maestros como Alejandro Sandino Pardo, Antonio María Gómez, Arturo Ramírez Montúfar, Gustavo Perry Zubieta, Alberto Montañez, Otto de Greiff, Eduardo Silva, Hernando Franco, Guillermo Castillo, Alfonso Vélez Osorio, Alberto Garzón, Manuel Casabianca, Fernando Quintana Sighinolfi, Ernesto Obregón Torres, Jorge Bateman Weber, Luis Jorge Agudelo, Manuel Delgado, Carlos Alberto Rodríguez Flórez, Luis Guillermo Aycardi Barrero, Armando Palomino Infante, Jorge Eduardo Estrada Villegas, Ricardo Quintana Sighinolfi, Manuel García López, Ricardo Rincón Hernández, Gonzalo Jiménez Escobar, Jairo Uribe Escamilla, Pedro Chocontá Rojas, Jaime Falla, Eduardo Caro, Fabio Romero, Juan B. Gómez, Alvaro González Fletcher, Héctor Manuel Hernández, Jaime Isaza Bernal, Marino Estrada Angel. Y profesores también de esa época que hoy siguen siendo profesores como, Jairo Romero Rojas, Roberto Ríos Martínez y Carlota López Arango.
La Escuela empezó en Usaquén. Para el efecto, los fundadores arrendaron la sede propiedad del Seminario Menor, ubicada en el costado nororiental de la plaza de Usaquén, en la carrera 6 # 118-60. El edificio, construido hacia 1934 con finalidades docentes, constaba de dos plantas y un total de 3167,2 m2. La dotación y los espacios estaban conformados así: 93 pupitres y 138 m2 de salones; un salón de dibujo de 91,5 m2, con 33 mesas; una biblioteca de 56,5 m2, con 18 puestos; un laboratorio de física de 37,7 m2, con capacidad para 18 estudiantes; un taller y cuarto oscuro de 69,7 m2; la oficina de profesores, de 36 m2, y las oficinas de las áreas de dirección y administración, que ocupaban 74,5 m2. Así nació la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito.
Desde entonces, la vida de la institución se ha fortalecido. Los logros y la transformación de la Escuela saltan a la vista. Nuestro proyecto educativo está representado por más 19500 graduados. La primera promoción de graduados fueron 9 ingenieros civiles (Mariana Sandino Ulloa, Luis Ernesto Escobar Neuman, Mauricio de Milleri Peperle, Lucio Cabal Escandón, Rodolfo Serna Lira, Hernando Aguirre Reyes, Trino López Ortiz, José Yesid Ospina León y Johan Heinsohn).
De un programa de pregrado pasamos a doce; además, hoy tenemos nueve especializaciones, diez maestrías y un doctorado, 106 diplomados y 444 cursos de educación continuada. Desde 1982 nos encontramos aquí, en nuestra propia sede. Tanto los espacios creados como las áreas ocupadas se han multiplicado: ya no hablamos de un laboratorio sino de más de cien; ya no es la oficina de los profesores, hoy son tantas que no podría darles una cifra exacta. Lo anterior se resume en dos palabras: hemos crecido.
Sí, hemos crecido. Y lo hemos hecho no solo en términos cuantitativos. Hoy somos una universidad reconocida por su excelencia, por sus profesores, por su relación con el entorno, por la investigación, por la calidad humana de sus graduados, por la ética que se evidencia en su actuar y por la autoexigencia aprendida de sus maestros, orientada a trabajar bien y a comprometerse con cada acción que se emprenda, en beneficio de la sociedad, para impactar positivamente el entorno cercano y contribuir al desarrollo del país. No me excedo al percibir así el trabajo que realizamos en la Escuela, pues del mismo modo en que hemos planeado en grande desde hace cincuenta años, hemos sabido crear en grande.
Simplemente, estamos recogiendo los frutos de esa siembra alentada por la Declaración de Principios, suscrita por los fundadores y hecha realidad por la comunidad institucional en pleno: educamos y formamos profesionales con alta preparación técnica y espíritu de solidaridad social. Pero, formar profesionales integralmente, es decir, abarcando tanto los aspectos científicos y técnicos, así como los humanísticos y sociales.
"La Universidad Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito materializa los anhelos de los diez ingenieros civiles que un día decidieron abrirles las puertas a quienes quisieran aprender y poner al servicio del país su saber. A ellos, nuestro más profundo respeto y nuestro mayor agradecimiento. A todos los directivos, a los profesores de planta y cátedra, al personal administrativo y de servicios, así como a todas las personas que han hecho posible esta gran institución, les doy un respetuoso saludo y mi agradecimiento sincero al celebrar cincuenta años de fundación de la Escuela.
Nos hemos mantenido fieles a los principios fundacionales de contar con una institución dirigida exclusivamente por el sector académico, por los profesores que nos dedicamos a la docencia, la investigación y la extensión, al servicio desinteresado por el país y por la sociedad. Así continuará la Universidad Escuela Colombiana de Ingeniería.
Hoy han transcurrido 50 años desde ese 20 de octubre de 1972. Hace 50 años debíamos realizar las operaciones algebraicas a mano y utilizábamos la regla de cálculo (invento de 1622) que muchos de ustedes no conocen ni conocieron, luego llegó la calculadora digital con las cuatro operaciones y con una gran innovación, una tecla con el número PI (1970), la calculadora científica de Texas Instruments (1973), la Hewllet Packard 65 programable con tarjetas magnéticas (1974) la calculadora programable TI 59 de Texas Instruments con tarjetas magnéticas para el almacenamiento de la información(1977), las tarjetas perforadas de programación (1960 – 1970). La tercera generación de computadores con circuitos integrados en pastillas de silicio, el Borroughs, el IBM 360 con 64 k de memoria RAM (1964 – 1971). Los computadores de la cuarta generación (1971 -1980) con chips de silicio y microprocesadores; los computadores Apple, Radio Shack, Commodore, los PC con sistema operativo MS – DOS. La quinta generación de computadores (1980 – 1990) la era de la microelectrónica, la computación, el software CADI, CAM, CAE CASE, Microsoft Windows, la inteligencia artificial, los sistemas expertos, las redes neuronales, la teoría del caos, los algoritmos genéticos, la fibra óptica, las telecomunicaciones, la data. Y la sexta y actual generación de computadores a partir de 1990: el uso generalizado de los portátiles, aumento de capacidad de procesamiento, almacenamiento y velocidad, las pantallas táctiles, el internet, la conexión inalámbrica y hoy, los computadores cuánticos.
Paralelamente con este desarrollo vertiginoso a partir de los 70 es necesario recordar tantos otros desarrollos, quizás los más conocidos, como las estaciones espaciales en 1971, los videojuegos en 1972, la tomografía axial computarizada en 1972, el walkman en 1979, la vacuna contra la hepatitis B en 1980, el disco compacto en 1981, el corazón artificial en 1982, el teléfono celular en 1983, las plantas transgénicas en 1983, el CD-ROM en 1983, los GPS en 1990, los SIG, los sistemas LiDAR, la banda ancha móvil en 1991,la clonación en 1996, la Smart pill en 1992, el DVD en 1995, los carros híbridos en 1997, la estación espacial internacional 1998, la moderación numérica 3 D y en tiempo real, los teléfonos inteligentes, la tablet, las impresoras 3D, autos de conducción automática, los drones, el internet de las cosas, el genoma humano, el cohete de oxigeno líquido, las aeronaves eléctricas, el WhatsApp, YouTube, Netflix, Cloud, Machine Learning, el código QR, la vacuna genómica, la cirugía robótica, la terapia genética, el motor de hidrógeno, la nanotecnología, muchos, muchos inventos y desarrollos que seguro ustedes recordarán mejor que yo.
Esta transformación que se ha dado en todos los campos es gracias a la educación y la investigación que se reflejan en cambios contundentes del mundo. Los visionarios de la ciencia y el conocimiento ya nos han anunciado que el futuro cercano está marcado, como lo mencioné, por la inteligencia artificial, que ya ha ganado terreno y se consolidará en prácticamente todas las áreas del desempeño humano; los materiales, la bioingeniería, la ciencia de datos, la realidad aumentada, la conquista del espacio, la telemedicina; la conciencia sobre la protección del medioambiente ante la inminencia del cambio climático; la educación y el trabajo mediados por la tecnología y sobre todo, el ser humano.
"Ante este panorama, en la Escuela debemos seguir avanzando y los más jóvenes tienen los más grandes retos, para asegurar la sostenibilidad del planeta, pero sobre todo, de verdad, para que todos seamos iguales en todo sentido. La evolución es parte de la naturaleza humana. Ha sido así por milenios y continuará siéndolo. Es nuestra esencia estar transformándonos y transformándolo todo. Así que ahora, en este momento, estamos haciendo historia. Procuremos que sea digna de exaltar en el futuro, como lo es ahora el fortalecimiento de la presencia de la mujer en todos los ámbitos sociales, la existencia de la salud pública como estamento de primer orden en todos los países del mundo, y la búsqueda de un sistema económico que dignifique a los seres humanos.
Estos grandes logros contrastan con la desigualdad, la pobreza, la necesidad de brindar la misma calidad de educación para todos, el saneamiento básico, la alimentación, un servicio de salud que atienda adecuadamente al ser humano, viviendas dignas, una infraestructura urbana que asegure el desarrollo de la sociedad, en fin, debemos preocuparnos por la calidad de vida de todos. Es fundamental que nos respetemos mutuamente como personas de grupos humanos civilizados, es necesario un orden racional que haga posible el crecimiento material y espiritual del ser humano para que la actividad creativa de la academia sea la base en la realización de proyectos concebidos por la genialidad del hombre.
Unidos a los valores institucionales y a la plena convicción de que debemos estar a la vanguardia académica de un mundo cuyo avance tecnológico es profundamente demandante y que tenemos unas necesidades sociales por atender que no dan espera, somos una institución que ha sabido dar respuesta a las necesidades de Colombia, tenemos muchos retos y estos retos nos alientan a continuar trabajando en todos los frentes que hemos definido y que seguiremos definiendo, a partir de las funciones misionales de docencia, investigación y extensión. Felicitémonos por el trabajo que hemos realizado en estos primeros 50 años. Serán muchos más años de vida para la Universidad Escuela Colombina de Ingeniería, todos llenos de felicidad y buenos augurios”.