Para el Director del Centro de Estudios de Vías y Transporte del Programa de Ingeniería Civil de la Escuela, Santiago Henao Pérez, lo que se viene en materia de infraestructura vial para Colombia es relevante y acelerará la reactivación económica del país.
Por: Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito.
El principal papel del ingeniero de hoy es transformar las realidades que lo rodean. Me explico: en el caso de la ingeniería civil, su función es adaptar la naturaleza para proporcionar mejores condiciones de vida a la humanidad. ¿Cómo lo logra? Brindando seguridad y resistencia en las edificaciones; diseñando y construyendo obras de calidad en infraestructura, transporte y urbanismo; llevando agua potable a las poblaciones, minimizando los múltiples riesgos geotécnicos y de otros órdenes, aprovechando al máximo las propiedades de los materiales disponibles e investigando nuevos procesos y materiales; todo lo anterior, teniendo en cuenta las restricciones de la economía y manteniendo la armonía con el ambiente.
La “fecha de vencimiento” del título de ingeniero, por decirlo así, es muy relativa, puesto que su formación le permite ir evolucionando y adaptándose a las nuevas tecnologías. Permanentemente está concibiendo, diseñando, implantando y operando sistemas cada vez más complejos. La velocidad a la que evolucionan la ciencia y la tecnología, que se ha previsto en plazos de cinco años, está cambiando dramáticamente. Muchos ingenieros, cuando iniciaron sus carreras, no sabían la cantidad de cosas nuevas a las que se enfrentarían. Por ello la formación en ciencias básicas resulta fundamental para que estén preparados para adoptar y apropiar conocimientos.
Los grandes retos han sido y siguen siendo, primero, de tipo ético y moral, y también en cuanto a la necesidad de explicarles claramente a los clientes que los contratan que, en medio de todo, la profesión de ingeniero, que se entiende por el común de las personas como una ciencia “exacta”, realmente se desarrolla en un ambiente de incertidumbres y variables cambiantes, en algunas ocasiones basada en investigaciones y experiencias anteriores en las que se aplican factores de seguridad.
Una sólida formación en ciencias básicas como la Física, la Matemática, la Química, la Biología, entre otras, le permitirán al estudiante y futuro profesional entender el entorno y estar capacitado para emplear las herramientas y elaborar los modelos apropiados que se vayan requiriendo. No deben confundirse las herramientas con la finalidad de la profesión, pues ellas son accesorias y en cada momento de la historia se pueden ir aplicando de manera apropiada. Por ejemplo, los equipos de medición electrónica para el uso de imágenes obtenidas por sensores de detección remota, o los nuevos drones, eran impensables hace apenas unos pocos años y ya se han comercializado de modo que permiten generar imágenes y modelos tridimensionales que se reflejan en mayor precisión.
Los ingenieros no deben formarse en una sola herramienta tecnológica o software, o en marcas comerciales. El propósito tampoco es preparar ingenieros con habilidades y destrezas meramente de computación y cálculos. La profesión debe trascender a dichas herramientas y en todo momento debe poder aplicar el ingenio y la creatividad propios del ingeniero y, con el tiempo, ir desarrollando el buen juicio que da la experiencia profesional para aportar soluciones propias a los problemas.
El panorama actual es muy prometedor. Vienen proyectos relevantes en infraestructura de transporte, como el metro de Bogotá, el RegioTram de la Sabana, el sistema de transporte público de pasajeros para Medellín y otras ciudades, un gran desarrollo de viaductos y túneles viales, carreteras y autopistas de la denominada quinta generación o 5G, generación energética con tecnologías más limpias, rehabilitación y operación de sistemas ferroviarios, y operación de sistemas inteligentes de tránsito y transporte.
Recordemos que el ingeniero no solamente diseña y construye sino que participa activamente en la operación de los sistemas en que ha trabajado. La reactivación económica exigirá nuevas formas de vitalizar los aeropuertos. Igualmente, el mantenimiento y la conservación de la infraestructura existente es otro reto que en ocasiones se olvida. No se trata de invertir solamente en construcciones nuevas, sino en la rehabilitación de la infraestructura existente e impedir su deterioro.
La ingeniería colombiana es de talla mundial. Las adversas condiciones geológicas, geográficas, topográficas, sísmicas e hidráulicas, y el gran valor ambiental que poseemos por ser el segundo país en biodiversidad en el mundo, nos han llevado por mucho tiempo a tener que luchar para superar estos factores. Eso nos ha fortalecido.
