Jairo Alberto Romero Rojas, profesor titular de la Escuela, director de la Especialización en Saneamiento Ambiental, director del Centro de Estudios Ambientales y coordinador del Énfasis en Ingeniería Ambiental, analiza el ODS número 6, Agua limpia y saneamiento.
En 1961, en la Carta de Punta del Este, se estableció como objetivo suministrar agua potable y alcantarillado a por lo menos el 70 % de la población urbana y al 50 % de la población rural antes de 1971, en toda Latinoamérica.
Para 2017, la Organización Mundial de la Salud señalaba la existencia, en el mundo, de más de 2000 millones de personas consumiendo agua contaminada y alrededor de 829.000 muertes por año por dicha causa.
El consumo de agua contaminada es un grave riesgo de salud por la transmisión de enfermedades como cólera, fiebre tifoidea, fiebre paratifoidea, tuberculosis, tularemia, hepatitis, esquistosomiasis, angina, leptospirosis, amibiasis, poliomielitis, gastroenteritis, giardiasis, disentería y diarrea, entre otras.
Además, como lo señala el acta de control de sustancias tóxicas de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (Usepa por su sigla en inglés), el agua puede contener 80.000 compuestos químicos. Los riesgos químicos por sustancias tóxicas como el arsénico y los pesticidas hacen evidente que el abastecimiento de agua potable es una necesidad de salud pública.
El agua es elemento esencial para proteger la salud y promover el bienestar económico y general de la sociedad. Actualmente, un 40 % de la población mundial carece de agua, lo que requiere el desarrollo de proyectos de acueducto, alcantarillado, plantas de agua potable y plantas de tratamiento de aguas residuales; en pocas palabras: saneamiento ambiental.
En 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció como derecho humano el abastecimiento continuo y suficiente de agua potable para uso personal y doméstico. Dentro de los objetivos del milenio para 2030, se establece que el mundo alcance cobertura universal de servicios de agua potable, lo que supone, en países con necesidades hídricas, el reúso de agua residual tratada para recarga de ríos, acuíferos y lagos, abastecimiento industrial, sanitarios, plantas de incineración, lavado y limpieza, control de polvo, agua de enfriamiento para reactores nucleares, cría de peces, riego de campos de golf, parques y zonas verdes, asegurando cobertura total de acueducto, alcantarillado, plantas de tratamiento de agua potable y de aguas residuales.
Por otra parte, el reúso de aguas residuales supone el desarrollo de estudios para evaluar los efectos, a largo plazo, de la acumulación de sales, metales pesados, disruptores endocrinos y residuos de drogas por la aplicación de aguas residuales sobre el suelo. El ingeniero civil y ambiental tiene como función esencial proveer salud, es decir bienestar social; por ello, el saneamiento ambiental es un componente de su preparación profesional. Es evidente que la población mundial continuará creciendo, lo que exigirá mayores suministros de agua potable e igualmente aumentará la producción de aguas residuales.
La tecnología para asegurar la calidad del agua ya existe y permite el control de los problemas de contaminación del agua y la obtención de un abastecimiento de agua de calidad sanitaria satisfactoria. Desde 1975, la Universidad Escuela Colombiana de Ingeniería, mediante su Programa de Ingeniería Civil y, posteriormente, de sus especializaciones en Saneamiento Ambiental, Recursos Hidráulicos y Medio Ambiente, y su maestría y doctorado en ingeniería civil, capacita ingenieros en hidrología, hidráulica, acueductos y alcantarillado, tratamiento de agua potable y aguas residuales, tratamiento y disposición de residuos sólidos, salud pública e impacto ambiental.
De esta manera se garantiza la formación de los profesionales requeridos para satisfacer el objetivo de desarrollo sostenible de garantizar el abastecimiento a toda la población de agua potable y el aseguramiento de los servicios de saneamiento básico ambiental. Colombia es un país rico en recursos hídricos, con recursos de agua dulce internos renovables de más de 40.000 m3 per cápita y, por consiguiente, con gran capacidad de desarrollo económico si los aprovecha apropiadamente y hace las inversiones requeridas en infraestructura para el agua.
La realización de estudios para asegurar el manejo y aprovechamiento óptimo del agua, con sus correspondientes análisis de impacto ambiental, constituyen un instrumento básico para obtener salud.
Destacamos el papel crucial de la ingeniería y la ciencia para el logro de cada uno de los 17 ODS.
Romper el ciclo de la pobreza
Compromiso de todos
Aumento de la esperanza de vida
Pensando la educación en el siglo XXI
Otras formas de ser minoría
Agua limpia, elemento esencial de salud y bienestar
La energía es el principal factor que contribuye al cambio climático
