Los jóvenes ingenieros del Semillero de Investigación Estructuras, Materiales y Construcción, bajo la dirección de su líder, Kevin Andrés Tami Torres, han unido esfuerzos en un descubrimiento y creación sostenible. Juntos, desafían los límites de la innovación y la sostenibilidad en la industria de la construcción.
Por: Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito
En la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito, un grupo de estudiantes se reúne todos los lunes de 11:30 a.m. a 1:00 p.m. en el Edificio H, con un objetivo claro: explorar, investigar y crear soluciones innovadoras en el campo de las estructuras, materiales y construcción.
Este es el Semillero de Investigación Estructuras, Materiales y Construcción, un espacio de aprendizaje colaborativo y de vanguardia dirigido por el director del Semillero, KEVIN ANDRES TAMI TORRES. Desde su creación, el semillero se ha destacado por su enfoque en la sostenibilidad, buscando abordar los desafíos ambientales y sociales inherentes a la industria de la construcción.
Con una participación activa de estudiantes de diversos niveles académicos, desde primer hasta décimo semestre, el semillero ha cultivado un ambiente inclusivo donde todos contribuyen al avance del conocimiento y la práctica ingenieril.
Una de las iniciativas más recientes llevadas a cabo por este grupo de estudiantes tuvo lugar el pasado jueves 18 de abril, cuando realizaron un emocionante ejercicio práctico: la elaboración de un concreto con un giro innovador. En esta ocasión, los estudiantes se propusieron reemplazar parte del cemento tradicional con bromuro de granalla, un residuo de la industria del acero.
Los estudiantes elaboraron su diseño de mezcla, donde se necesitó una dosificación de cada uno de los materiales. Luego procedieron con el acto de pesar y mezclar los materiales, preparar los moldes y, posteriormente, moldear el material para esperar sus resultados. Para repartirse las funciones, al inicio de cada uno de los encuentros se les mencionó lo que debían hacer.
Por ejemplo, en este caso, una preparación de mezcla. Algunos estudiantes pesaron los materiales, otros engrasaron los moldes, otros ayudaron en la mezcla. Cuando estaban realizando los ensayos, aquellos estudiantes del semillero que ya habían tenido la oportunidad de cursar el laboratorio de materiales, donde aprendieron la parte relacionada con el diseño de mezclas de concreto, fueron comentándole a los demás cómo se tomaban los datos, cuáles eran importantes, cuál era su tratamiento y su correspondiente análisis.
Al final, todos en conjunto vieron cómo funcionaban las máquinas y analizaron las fallas presentadas en cada uno de los especímenes. Con la guía de sus profesores, cada paso fue cuidadosamente supervisado para garantizar la calidad y la seguridad en el proceso.
La clave de este ejercicio radicó en la experimentación. Los estudiantes realizaron diversas mezclas homogéneas, variando los valores de los materiales para explorar diferentes formulaciones. Se elaboraron un total de 14 cilindros y 4 vigas, que serían sometidos a rigurosas pruebas para evaluar su resistencia y durabilidad.
El análisis no se limitó a la resistencia mecánica del material. Con un enfoque holístico, se examinaron también aspectos relacionados con la durabilidad y la sostenibilidad. Se llevaron a cabo pruebas de penetración de cloruros para evaluar la resistencia a la corrosión, un factor crucial en la longevidad de las estructuras de concreto.
El seguimiento de las propiedades mecánicas a lo largo del tiempo fue fundamental. Los estudiantes realizaron mediciones a los 3, 7, 14 y 28 días después de la elaboración de las mezclas, observando la evolución de las características del material con el paso del tiempo. Este enfoque permitió una comprensión más profunda de cómo se comportaban los nuevos materiales en condiciones reales.
Al final del proceso, los estudiantes no solo obtuvieron datos numéricos, sino también una comprensión práctica de los principios fundamentales de la ingeniería de materiales. Analizaron cada paso del proceso, desde la preparación de la mezcla hasta la interpretación de los resultados, fomentando un aprendizaje experiencial que va más allá de las aulas tradicionales. El ejercicio demostró el potencial de la ingeniería para impulsar el cambio y la innovación en el campo de la construcción a través del trabajo colaborativo y la experimentación audaz. El Semillero de Investigación Estructuras, Materiales y Construcción continúa marcando la pauta para una ingeniería más sostenible y orientada hacia el futuro.
Foto: Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito.
Un espacio de aprendizaje colaborativo y de vanguardia.
Foto: Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito.
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Un espacio de aprendizaje colaborativo y de vanguardia.
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Un espacio de aprendizaje colaborativo y de vanguardia.