Con fotografías reveladoras, diseños, cifras, operaciones matemáticas, opiniones sustentadas y hasta relatos históricos, varios investigadores, académicos, geólogos, geoquímicos, ingenieros civiles (geotécnicos y estructurales) se reunieron en el campus de la Escuela Colombiana de Ingeniería para analizar un tema de gran interés entre los bogotanos: los asentamientos y las graves implicaciones que estos tienen en sus edificaciones.
Lo hicieron en el marco del Ciclo de Conversatorios de Ingeniería Civil e Ingeniería Ambiental – 2024 y al final del mismo se concluyó que el tema no puede ser más que pertinente dado que en las últimas décadas un considerable número de edificios de la ciudad de Bogotá se han visto afectados por asentamientos, siendo los casos más graves los evidenciados por su inclinación y agrietamientos en las fachadas.
Entre los objetivos de este ejercicio académico estuvo la comprensión de la geología y las propiedades geotécnicas del suelo para tomar decisiones adecuadas durante el proceso de diseño y construcción, la identificación de las técnicas de cimentación apropiadas para prevenir los asentamientos y así garantizar la estabilidad de las estructuras.
Igualmente, el establecimiento de consideraciones de diseño para que las edificaciones puedan adaptarse a los cambios en las condiciones del suelo sin sufrir daños significativos, la identificación de patologías en las edificaciones como alerta temprana para identificar problemas potenciales que pueden convertirse en situaciones críticas, al igual que el establecimiento de prácticas de construcción de alta calidad para prevenir daños en las edificaciones y el conocimiento de los procesos de licenciamiento en las curadurías urbanas.
"Los asentamientos en la Sabana de Bogotá y las implicaciones en las edificaciones se deben a la falta de estudio en el manejo de las aguas, el desconocimiento de las normas y la falta de una reglamentación urbanística que integre el agua con la ciudad".
TEMAS TRATADOS DURANTE EL CONVERSATORIO
Antecedentes geológicos de la Sabana de Bogotá
Sergio Gaviria Melo, asesor de la Dirección General del Servicio Geológico Colombiano, SGC., Químico de la Universidad Nacional de Colombia con Doctorado en Ciencias del Suelo-Pedología de la Universidad de Nancy, Francia, se encargó de contarles a los asistentes los antecedentes geológicos de la Sabana de Bogotá, dada sus experiencia en la dirección de proyectos de investigación geoambiental en los altiplanos cundiboyacenses con énfasis en la Sabana de Bogotá y el páramo de Chingaza, trabajos realizados con la colaboración del profesor Thomas Van der Hammen, durante más de 15 años.
Recordó el investigador que hace unos 50 mil años esta sabana era una gran extensión de agua, que con el paso de los años cambió ostensiblemente su carácter geológico. Bogotá se localiza sobre un extenso relleno sedimentario poco consolidado que conforma la Sabana de Bogotá y está rodeada por cerros constituidos por rocas de tipo arenisca y arcillolitas.
La zona plana de Bogotá se compone de suelo lacustre y aluvial, el cual es comúnmente encontrado en el fondo de los lagos, cuya profundidad se estima en 300 metros con un nivel freático muy próximo a la superficie.
Recordó que sistemáticamente se ha registrado en la zona un gran descenso de los niveles freáticos y que hoy se reconoce que algunas de las causas son la explotación del agua subterránea (recursos no renovables) para el cultivo de flores; las adecuaciones hidráulicas para control de inundaciones, el agrietamiento de los suelos arcillosos y los incendios en los suelos orgánicos.
Juan Tamasco Torres, ingeniero civil egresado de la Universidad Nacional y Director Ejecutivo del Servicio Integral de Ingeniería, profundizó en el tema de las consideraciones estructurales de las edificaciones.
Su experiencia abarca roles como diseñador estructural, revisor estructural, constructor, y docente en el posgrado de Estructuras. Ha participado en el cálculo de más de 120 estructuras, totalizando más de 600.000 m², así como en la construcción de más de 25 puentes. Estos proyectos engloban una variedad de usos, desde viviendas, comercios e instalaciones industriales hasta espacios deportivos y educativos.
Además de reconocer que los “ingenieros estructurales deben conocer más de geotecnia”, el ingeniero Tamasco Torres explicó en profundidad el tema de la cimentación y las vigas de amarre como parte fundamental de la estabilidad de una gran estructura. Con ejemplos, mostró el problema de agrietamientos e inclinaciones de varias edificaciones bogotanas y con fotografías, demostró que en muchas edificaciones se están pasando por alto algunas normas básicas de construcción que agravan el problema en la Sabana de Bogotá.
Pérdida de valor y del patrimonio
El ingeniero civil Luis Fernando Orozco, profesor de la Escuela, Gerente LFO Ingenieros de Suelos, quien desde 1977 a la fecha, ha sido responsable de más de 19.000 estudios de suelos y análisis de cimentaciones para edificios, puentes urbanos y sobre ríos, soluciones geotécnicas para estabilización de taludes, construcción de túneles, pavimentos y otras obras civiles, habló de las propiedades geotécnicas de los suelos, el uso de nuevos métodos de excavaciones profundas hasta cinco pisos subterráneos en suelos blandos, el uso de instrumentación geotécnica para excavaciones difíciles y el desempeño de edificios altos en este suelo.
Habló de la recuperación de la verticalidad de los edificios que han sufrido un gran asentamiento diferencial. En medio de su charla, trajo a colación el hecho de que muchas familias bogotanas han adquirido propiedades que luego presentan problemas de cimentación, perdiendo su inversión pues nadie responde.
Un edificio que presenta problemas en su cimentación resulta en pérdida de valor y del patrimonio. “En construcciones recientes responde el constructor-promotor. En la construcción antigua los asentamientos se presentan lentamente y los propietarios se enteran cuando el promotor ya no está y les toca a las familias pagar las obras de estabilización y verticalización”, dice.
Y es que, las cimentaciones, además de cumplir con la transmisión de carga hacia el estrato competente, también deben ser funcionales y estables, para lo cual es esencial considerar los riesgos geológicos, tanto los imprevisibles de origen natural, como los inducidos por la actividad humana, con el fin de mejorar las prácticas de diseño, construcción y gestión de estas para garantizar su estabilidad, seguridad y durabilidad a lo largo del tiempo.
Manejo de las aguas, la clave
Para el ingeniero civil José Joaquín Álvarez, magíster en ingeniería y estructuras de la Universidad de los Andes y revisor de curadurías en el área sísmica, de suelos y estructuras, miembro de asociaciones como la NFPA, Instituto Americano de Concreto, la Asociación Colombiana de Ingeniería Sísmica y la Asociación Colombiana de Ingenieros Estructurales, los asentamientos en la Sabana de Bogotá y las implicaciones en las edificaciones se deben a la falta de estudio en el manejo de las aguas, el desconocimiento de las normas y la falta de una reglamentación urbanística que integre el agua con la ciudad.
“Los asentamientos son como un cáncer”, dijo el ingeniero civil José Francisco Salazar Ferro, quien se adentró de una forma irreverente en el tema de las patologías en edificaciones por asentamientos. “Cuando se es consciente del cáncer, ya es demasiado tarde y curarlo resulta costoso y difícil.
Él, quien ha trabajado en descenso de cajones controlados, cimentaciones profundas en condiciones complejas, grandes taludes inestables, tuberías matrices de agua, petróleo y gas, rellenos sanitarios, excavaciones subterráneas, presas, puentes vehiculares y peatonales, pruebas de carga, pilotes, anclajes y edificios, expuso la necesidad de que entidades como la CAR, la Alcaldía Mayor, la Sociedad Colombiana de Ingenieros, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, la Comisión Asesora permanente para el Régimen de Construcciones Sismo Resistentes revisen la normatividad, la hagan cumplir y se comprometan con un tema tan delicado como este. Para él, no se puede seguir enfrentando la norma con la ecología, por ejemplo, en un tema tan complejo.
El Rector de la Escuela, agradeció a la ingeniera Nancy Torres, decana de los programas de Ingeniería Civil y Ambiental, la organización del evento, al igual que al ingeniero Armando Palomino, cofundador de la Escuela, quien actuó como moderador y a los ingenieros José Vicente Amórteguí y Jaime Erasmo Garzón, relatores del mismo.
“Nuestros invitados tienen una amplia experiencia y conocimientos en la geología de la zona, propiedades geotécnicas, diseño y construcción de cimentaciones, excavaciones en suelos blandos, instrumentación y monitoreo, diseño estructural, recalce de cimentaciones y recuperación de verticalidad en edificios afectados, así como en normatividad y trámites de curadurías en la ciudad de Bogotá donde el fenómeno de subsidencia incrementa la complejidad en las labores de construcción. Los expositores son técnicos reconocidos con diversidad de pensamiento y gran experiencia.
Estamos seguros de que este intercambio de ideas será el inicio para una planificación que contemple mitigar o prevenir los problemas causados por los asentamientos.
“Estoy seguro de que se establecerán conexiones valiosas y se presentarán nuevas alternativas y estrategias. Cada sesión y cada interacción tiene el potencial de iniciar un cambio positivo en el desarrollo de la ingeniería geotécnica y estructural.
Deseo que este conversatorio sea no solo un evento de aprendizaje, sino también una experiencia inolvidable que los inspire a seguir trabajando por una educación de calidad que busque el deseo por investigar y promover nuevos conocimientos, así como incentivar las buenas prácticas dentro de nuestra profesión”, dijo el Rector.