El 11 de octubre se celebra el Día Mundial de la Carretera para reconocer la importancia de las vías que impulsan el progreso de las comunidades y, al mismo tiempo, rendir homenaje a los ingenieros y constructores que hacen posible estas obras.
Ingeniero José Ignacio Nieto G. Profesor del Centro de Estudios de Vías y Transportes de la Escuela.
Indudablemente, el transporte y el desplazamiento de personas, bienes, servicios y mercancías, tanto a nivel local como global, son actividades humanas de gran trascendencia. No existe en el mundo persona alguna que no dependa, de una forma u otra, de la actividad del transporte.
Para lograrlo, la Ingeniería abarca un completo proceso, desde la formación profesional hasta la operación y mantenimiento diario de infraestructuras como puertos, aeropuertos, ferrocarriles y carreteras. Estas últimas, familiares para todos desde nuestra infancia, pueden variar desde simples caminos rurales hasta autopistas altamente tecnológicas que requieren inversiones considerables.
Hoy celebramos el Día Mundial de la Carretera, y hay múltiples motivos para sentirnos orgullosos de la icónica línea de desarrollo de la ingeniería nacional, que abarca aproximadamente cuatro décadas de avances significativos, cambios institucionales, inversión de capitales, adopción de nuevas tecnologías y el logro de récords técnicos en la región.
Existen corredores de alta especificación que se planearon entre 2010 y 2015, como el proyecto Magdalena 2 de cuarta generación 4G, con una longitud de aproximadamente 150 kilómetros y una inversión cercana a los 2 billones de pesos, equivalente a 470 millones de dólares. Además, el Túnel del Toyo en Antioquia, que forma parte de las obras de conexión del centro con el oriente del país, completó el pasado viernes 6 de octubre una de las etapas de construcción más importantes, lo que lo posiciona como el túnel carreteable más largo de América Latina. Este logro se convirtió en un evento nacional que involucró a representantes de diversos sectores sociales, económicos, académicos, de innovación, tecnología, mano de obra calificada y no calificada, demostrando que solo un proyecto vial puede unir a tantos actores.
Alcanzar estos hitos en Ingeniería no es un proceso sencillo. La formulación, diseño, construcción y operación de proyectos de infraestructura requieren una preparación técnica y tecnológica de alto nivel, así como la colaboración de diversos grupos económicos, lo que a su vez exige un cambio cultural al considerar las carreteras como un sistema y objeto de prácticas de alta gerencia. En este proceso, entidades gubernamentales y privadas unen sus capacidades y fortalezas para conectar regiones y aumentar la competitividad en términos de desarrollo económico, social y productivo.
La gestión de capitales y su coordinación en el cronograma del proyecto representan uno de los mayores desafíos, requiriendo una perfecta articulación multidisciplinaria, basada en los principios de ingenio que se han forjado desde los primeros profesionales fundadores de la Especialización en Ingeniería Civil en el ámbito de vías y transporte.
Desde una perspectiva económica, la construcción de carreteras es una de las actividades que más contribuyen en términos de inversión y generación de empleo. En el caso de las vías 4G, se reportan cifras sumamente favorables, con más de 200.000 personas empleadas y un esfuerzo por lograr la equidad de género, con más de 26.000 plazas ocupadas por mujeres en diferentes niveles de formación, según informa la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) para el mes de marzo de 2023, en proyectos como Villavicencio-Yopal, Cartagena-Barranquilla, Corredor Pacífico 2, entre otros.
Como un esfuerzo por seguir evaluando la influencia de las carreteras en el crecimiento social y económico de la nación, en tan solo medio año se ha invertido en Colombia cerca de 42 billones de pesos en actividades relacionadas con la Ingeniería, convirtiéndose en uno de los sectores más influyentes tanto en la economía nacional como en la multisectorial.
De esta manera, paso a paso, podemos comprender los indicadores y cifras que representan solo una parte del impacto real, tanto desde una perspectiva económica como social. Esto se refleja en la calidad de vida de las personas involucradas en los proyectos en sus diversas etapas, así como en relación con los futuros usuarios, como transportistas de mercancías y materias primas, turistas, proveedores de servicios, sus empresas y familias. La ingeniería es una profesión de gran impacto social, y su alcance va más allá de la propia actividad, al transformar realidades en términos de accesibilidad, costos de vida y rutinas diarias de las comunidades.
Conscientes de esta trascendencia e impacto, nuestra universidad se suma a la conmemoración de este día y los invita a formar parte activa de este contexto, donde la ingeniería es esencial para alcanzar más logros y afectar positivamente la vida a través del conocimiento, la técnica, el aprendizaje constante, la especialización del conocimiento, la formación de profesionales actuales y futuros desde el ámbito académico y su colaboración con sectores productivos, instituciones gubernamentales, entidades de investigación y desarrollo, así como otros actores que, sin lugar a dudas, han contribuido durante más de 40 años al progreso del territorio a través de sus caminos rurales, carreteras, autopistas y proyectos de gran envergadura que actualmente están en desarrollo.
